27 Sep Día Nacional de la Conciencia Ambiental: tips diarios para reducir tu impacto ambiental
Siete personas murieron en Avellaneda en 1993 por inhalación de gas cianhídrico. En este día se busca impulsar prácticas ecológicas responsables.
Cada 27 de septiembre, desde 1995, se conmemora en la Argentina el Día nacional de la conciencia ambiental. ¿Por qué? Se estableció por ley dos años después de que siete personas murieran en Avellaneda por inhalación de gas cianhídrico. El 27 de septiembre de 1993 Manuel Nuin y su esposa María Ángela estaban almorzando en su casa cuando comenzaron a sentirse mal. Llamaron a su hijo, Horacio, que fue a asistirlo junto con su esposa Rosa y un grupo médico compuesto por Bibiana Otero (doctora), Orlando Cáceres (enfermero) y Roberto Voytezko (camillero). Cuando entraror, Manuel y María Ángela estaban muertos. El resto falleció a los pocos minutos producto de la inhalación de un compuesto de gases que subía por la rejilla de la casa familiar.
Algunas empresas habían echado veneno en las cañerías sin tener en cuenta hacia dónde viajaría. El ácido sulfúrico y sales de cianuro del vertedero se combinaron, formaron ácido cianhídrico y fue este gas el que produjo la masacre ambiental de Avellaneda. La causa no tuvo culpables: cuatro empresarios y una transportista que habían sido señalados como los responsables de echar las sustancias tóxicas fueron sobreseídos.
Dos años después el Senado promulgó la Ley 24.605 y declaró el 27 de septiembre como “Día Nacional de la Conciencia Ambiental”. para impulsar prácticas y actitudes responsables con el medioambiente. Acá te dejamos cuatro cambios que podés hacer en tu rutina diaria para reducir tu impacto ambiental.
1) Comé frutas y verduras de estación
Comer en estación no solo es más barato y garantiza un producto con más sabor, también es beneficioso para el medioambiente. ¿Por qué? Porque cultivar productos fuera de temporada implica un mayor uso de fertilizantes y químicos para poder producirlos. En otros casos, la importación de alimentos y su traslado genera una gran huella de carbono. Como consumidores, demandar productos fuera de temporada alimenta esta cadena perjudicial.
2) Reducí el consumo de plásticos de un solo uso y separá los residuos
Separar los residuos reciclables y acercarlos a una planta de tratamiento o a un recuperador urbano favorece a la economía circular. Si el plástico que utilizamos llega a las manos que pueden tratarlo correctamente y devolverlo a la cadena de producción con una nueva vida útil, reducimos la basura que producimos. Sin embargo, además del cásico “reducir, reutilizar y reciclar” se le puede sumar una R más: rechazar. No hay mejor residuo que el que no se genera. Por lo tanto, por más que separes tus residuos, evitá generarlos. Por ejemplo: en la oficina, no uses vasos de plástico, llevá tu botella y recargala. Para el almuerzo, evitá cubiertos descartables y dejate guardados unos de metal para usar cada día. Llevá tu bolsa de tela a la verdulería y rechazá la de plástico.
3) Armá tu propio compost
En la Ciudad de Buenos Aires, más del 41% de los residuos que llegan para relleno sanitario son orgánicos. Sumar una compostera a la vida hogareña facilia el tratamiento de este tipo de basura. ¿Qué significa compostar? Es transformar estos desechos en abono para las plantas. ¿Cómo? Se coloca en tachos o recipientes grandes capas de cáscaras de fruta y verdura, restos de yerba, café o te y cáscaras de huevo intercaladas con capas de elementos secos como cartón, papel u hojas. Se pueden sumar lombrices californianas para facilitar la tarea de descomposición. Con el tiempo, las propias bacterias de los alimentos descomponen los desechos y los transforman en abono para las plantas.
4) Movete más en bici
Entre el 14 y el 17% de las emisiones de gases efecto invernadero en la Argentina provienen del sector transporte. Hay algunas cosas que podemos hacer para movernos de manera más “verde”: primero, priorizar siempre el transporte público antes que el vehículo particular; sino, buscar uno que utilice energías alternativas como la electricidad. Pero, idealmente, utilizar más las piernas y la bici en lugar de recurrir a vehículos impulsados por combustibles derivados del petróleo o el gas.